Café doble
Junio 17, 2022 - 3 min

Cuarenta y cuatro minutos

El trabajo que los Bancos Centrales están realizando ahora tiene poco que ver con controlar la inflación actual

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Vengo llegando de un viaje maravilloso. Hace más de un año, en uno de los momentos más complejos de la pandemia, con cuarentenas totales, permisos hasta para ir a comprar pan, sin poder visitar a familiares ni amigos, necesitaba un proyecto que me (y nos) permitiera enajenarme un poco de la difícil realidad que estábamos pasando. Es así como, en un acto sin precedentes, me inscribí en el Ironman 70.3 de Hawai’i. En ese momento las fronteras estaban cerradas, con suerte había recibido la primera dosis, no se estaban realizando eventos deportivos masivos y yo todavía no debutaba en un triatlón. Así de arriesgado, irracional y desafiante era mi plan, pero debo reconocer que les dio propósito a muchas cosas que en ese momento estaban pasando.

Compartí mi locura con algunos amigos y grande fue mi sorpresa cuando muchos empezaron a seguirme, enviando pantallazos de sus inscripciones. El asunto sobrepasó mi círculo, se creó un grupo de whatsapp y empezó a llegar gente de otros equipos, de otras ciudades, todos con la misma necesidad de hacer algo poco común en un contexto tan difícil (más información al respecto acá). Peripecias más, peripecias menos, pasó el año y llegó el momento de enfrentar la competencia. Mi plan era rebajar las esquivas 6 horas, y me sentía bastante preparado para aquello, luego de mucho entrenamiento, planes nutricionales, trabajo mental y experiencia de otras carreras. Hice todo de acuerdo con el plan, todos mis esfuerzos estuvieron en esa línea, me sentí fuerte y, sin embargo, hice el peor tiempo que he marcado en la distancia. ¿Por qué pasó eso? Básicamente porque me enfoqué en todo lo que podía controlar y me tocó solamente aceptar lo que no podía: corriente en contra en el nado, viento y como 3 climas distintos en la bicicleta, calor infernal en el trote, etc. 

Ya, muy linda la historia, pero ¿qué tiene que ver esto con economía? Ustedes vinieron a leer de eso, ¿no? Bueno, a pesar de estar de vacaciones familiares, luego de como 6 años sin tomarme unas, en un paraíso terrenal, mi deformación profesional no evitó que estuviera pendiente de los desarrollos económicos locales y también los globales, que durante las últimas dos semanas se han centrado en el actuar de los Bancos Centrales, la lucha contra la inflación y la posibilidad de que las economías más importantes entren en recesión. Los precios al consumidor siguen aumentando, las restricciones de oferta no mejoran y la política monetaria se esfuerza por no perder el control inflacionario.

Mi impresión es que el trabajo que los Bancos Centrales están realizando ahora tiene poco que ver con controlar la inflación actual, o incluso la de los próximos 12 meses. Voy a ir más allá, quizás ni siquiera puedan hacerlo respecto a la variación a dos años, que para muchos es el objetivo primordial. Como pude percibir del comunicado de la Fed, de la conferencia de prensa y las proyecciones, la Reserva Federal hoy tiene una lucha contra las expectativas, ya que, de una u otra manera, es lo único que pareciera puede controlar (o intentar controlar) con las condiciones macroeconómicas actuales. Nuestro Banco Central enfrenta una situación similar, tal como lo he comentado en este mismo espacio algunas semanas atrás. Frente al nado contra la corriente o el calor abrasante no puedo hacer nada, tal como la política monetaria poco puede hacer para controlar los problemas de abastecimiento, el conflicto armado en Europa o los confinamientos causados por la política cero COVID, que son los grandes causantes de la inflación actual (estoy generalizando, por supuesto que la injerencia es mayor en unos países y menor en otros). Pero sí puede actuar hoy para mantener su credibilidad el día de mañana, subiendo tasas, sorprendiendo al mercado y diciéndole que va a hacer todo lo posible para que sus objetivos se cumplan en los plazos relevantes. Las expectativas en EE.UU. y en Chile para la inflación a dos años están sobre el 2% y 3%, respectivamente, midiéndolas bajo distintos instrumentos. Si esta situación se mantiene y empieza a permear no sólo a los activos financieros, sino a las decisiones diarias de las personas en contratos, reajustes, etc., el desanclaje no será un problema para la inflación hoy, sino mucho más grave para la inflación de mañana. Y pareciera ser que ese es el único plan de carrera que los bancos centrales pueden ejecutar hoy, desentendiéndose (un poco) de las variaciones de precios contemporáneas. Tal como yo, que quedé feliz incluso haciendo 44 minutos más de lo que me había propuesto.

 

 

Nathan Pincheira

Economista Jefe de Fynsa