Café doble
Junio 24, 2022 - 2 min

Fin de un ciclo

El Consejo del Banco Central optó por no sorprender a los agentes, lo que es bastante informativo respecto al ciclo de alzas futuras

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Durante la semana, el Banco Central publicó la minuta de la Reunión de Política Monetaria de junio, en la que, recordemos, aumentó la TPM en 75 puntos base, llevándola hasta 9,0%. Al día siguiente, se publicó el IPoM, por lo que gran parte de la estrategia y escenarios tomados en cuenta en aquella reunión ya son conocidos, pero de todas maneras era interesante conocer aspectos más tácticos de la decisión.

En esa línea, más allá del análisis macroeconómico realizado, se hizo hincapié a algo que comentamos justamente en la columna de la semana pasada: el rol de la credibilidad y reputación del Banco Central, no sólo para poder controlar la inflación actual, sino para no modificar condiciones estructurales, principalmente microeconómicas, que permitan mantener controlada la inflación futura. Coherente con aquello, comunica abiertamente que las alzas contemporáneas son respuesta a shocks de oferta, frente a los cuales típicamente no se reacciona, pero que serían más persistentes de lo habitual, afectando la inercia inflacionaria. Nuestra impresión es que aquellos movimientos van destinados más que nada a afectar expectativas.

Adicionalmente, y evitando las sorpresas de las dos reuniones anteriores (una bajo y otra sobre el mercado), el Consejo opta por no sorprender a los agentes, lo que es bastante informativo respecto al ciclo de alzas futuras. Tomando en cuenta que la otra opción era aumentar 100 pb, que se desecha por la necesidad de pasar a un sesgo neutral que podría ser contraproducente, nos parece que quedaría un aumento de 50 pb y luego se pasaría a una pausa. Por supuesto que siempre está la opción de moverse en el margen, pero en órdenes de magnitud, la TPM llegaría en torno a 9,5% (siendo este nuestro escenario base) y sólo se ajustaría ante evidencia contundente de que la persistencia de los shocks de oferta está disipándose. De todas maneras, nos parece importante señalar que, si bien aquello podría significar bajarla un poco más tarde de lo que los datos de actividad sugerirían, también podría significar bajarla muy agresivamente cuando llegue el momento.

Una pregunta que nos han hecho últimamente es si acaso la depreciación que ha mostrado nuestra moneda podría requerir más ajustes de TPM de los hasta acá señalados. Aunque no hay nada que se pueda descartar, creo que es poco probable, por dos razones: la primera es que una parte importante (no toda, claro) de la depreciación del peso ha sido causada por una fortaleza del dólar global. El esquema de flotación cambiaria vigente en Chile reserva la posibilidad de intervenir el mercado cuando haya desajustes evidentes entre la cotización y lo que sugieren los fundamentales, lo que, según el vicepresidente del Consejo, no se estaría dando, o por lo menos no en magnitudes que en su evaluación justifiquen una intervención. Y, en segundo lugar, exactamente aquello: en el caso de que haya un desajuste importante, o un problema de flujos o liquidez en el mercado del dólar, el Banco Central preferiría intervenir antes que intentar defender la moneda con política monetaria. Si me preguntan a mí, el peso parece demasiado sobrevendido y los niveles actuales no debiesen ser permanentes. Pero no descarto nada. 

Por ahora, entonces, a esperar el fin de un ciclo. De alzas, claro.

 

Nathan Pincheira

Economista Jefe de Fynsa