Café doble
Abril 29, 2022 - 3 min

La pega

No debemos perder de vista los impactos estructurales del estallido social y la pandemia sobre el mercado laboral

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Durante la semana recibimos las cifras de empleo por parte del INE, correspondientes al trimestre móvil terminado en marzo. En esta oportunidad, supimos que la tasa de desempleo, es decir, la razón entre los desocupados y la fuerza de trabajo llegó a 7,8%, 0,3 puntos porcentuales por sobre lo observado en el trimestre móvil terminado en febrero, y levemente sobre nuestras expectativas (7,7%).  El alza en el margen es posible atribuirla a un incremento de 62 mil personas (+0,7%) a la fuerza de trabajo que no pudo ser compensada por el aumento de 29 mil nuevos puestos de trabajo (0,3%). Como consecuencia, 33 mil personas se agregaron a los desempleados, los que suman en total aproximadamente 744 mil.

Podría decirse que este incremento es una mala noticia, pero sabemos que evaluar solo la tasa de desempleo para sacar conclusiones sobre la salud del mercado laboral es incompleto. En primer lugar, no hay que olvidar que muchas veces las variaciones mensuales son explicadas por factores estacionales más que la dinámica económica subyacente. Para “limpiar” por estos efectos, podemos hacer una comparación desestacionalizada o, por otro lado, cotejar con las cifras del mismo periodo del año anterior. Haciendo este ejercicio, obtenemos resultados dispares: por un lado, en un año han entrado 452 mil personas a la fuerza de trabajo, lo que ha sido más que compensado por los nuevos puestos, que alcanzan 649 mil. Esto ha resultado en que 197 mil personas dejaron de estar desocupadas en este periodo. Como reflejo de lo anterior, la tasa de desocupación disminuyó 2,6 puntos porcentuales en doce meses. Por otro lado, respecto al mes anterior controlado por efectos estacionales, la fuerza de trabajo aumentó 0,8%, superior al alza de 0,7% de los ocupados, provocando un aumento en la tasa de desempleo desestacionalizada, que pasó desde 7,7% hasta 7,9% (estimaciones propias). Esto sigue mostrando que, aunque mejor que el año pasado, la velocidad de recuperación del empleo va en franco descenso, lo que también se ha evidenciado en encuestas cualitativas, como el informe de percepciones de negocios de febrero.

En la medida que más les ha gustado a los medios el último tiempo, aún quedan aproximadamente 266 mil empleos por recuperar para alcanzar los niveles prepandemia, o 202 mil para aquellos previos al estallido social. Sin embargo, para recuperar los eventuales empleos que se hubieran creado, considerando el aumento de la población económicamente activa y también los niveles de crecimiento económico, estaríamos hablando de 484 mil puestos de trabajo, ampliando la brecha de lo que se creía era necesario para volver a la “normalidad”.

Esta situación la venimos advirtiendo hace varios meses, incluso cuando las cifras de crecimiento económico y la fuerte recuperación del empleo de 2021 nos nublaban respecto a los impactos más estructurales que habría tenido el estallido social y la pandemia sobre el mundo del trabajo en el país. Los cambios repentinos que exigieron a las empresas ambos eventos cambiaron las necesidades laborales de las compañías en términos de habilidades y preparación, sin dejar de lado que muchos procesos fueron automatizados dada la dificultad de contar con trabajadores, dadas las medidas de restricción de movilidad implementadas. Lo anterior es particularmente importante en el campo, ya que desde marzo de 2020 se han perdido 102 mil puestos, siendo por lejos el sector más afectado

Las ayudas económicas transitorias son útiles durante las emergencias, pero un país no puede vivir de ayudas transitorias. El mejor mecanismo para mejorar el bienestar social de las familias, promover la movilidad y disminuir la desigualdad es promover más y mejores trabajos, entregando facilidades para poder acceder a ellos, pero también condiciones a las compañías para poder ofrecerlos. Sólo así, cada uno de nosotros podrá tener una pega.

 

 

 

Nathan Pincheira

Economista Jefe de Fynsa