INTERNACIONAL
Octubre 7, 2022 - 3 min

No luche contra la FED

El mercado está empezando a dudar de que los bancos centrales a nivel mundial sigan siendo agresivos en la lucha contra la inflación a medida que aumentan los riesgos para la estabilidad financiera.

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La crisis del Reino Unido de la semana pasada fue un recordatorio de cuán dependientes son los mercados del apoyo de los bancos centrales y el dilema que enfrentan para mantener la estabilidad del mercado frente a una inflación persistente.

La compensación entre combatir la inflación y mantener la estabilidad financiera es una complicación que los bancos centrales no han enfrentado en las últimas décadas y el BoE ( Bank of England ) tuvo que “pausar” su lucha contra la inflación para restaurar la estabilidad financiera después de la venta masiva en el mercado de bonos y el desplome de la libra esterlina, tras los anuncios de una política fiscal altamente expansiva que incluía recortes masivos de impuestos (que amenaza con desequilibrios fiscales y exacerbar aun mas los problemas de inflación) y con muchos preguntándose si la reserva federal de EE.UU. podría estar cerca de tener que hacer lo mismo.

Por supuesto la intervención del BoE evitó que los activos del Reino Unido entraran en crisis (y contagios para el resto del mundo), pero la respuesta de emergencia de política monetaria vía compra de bonos no solucionó el problema subyacente, esto es, las tasas de inflación más altas en décadas.

Es en este contexto, que el mercado está empezando a dudar de que los bancos centrales a nivel mundial sigan siendo agresivos en la lucha contra la inflación a medida que aumentan los riesgos para la estabilidad financiera. Por supuesto esto ha propiciado cierta toma de riesgo en los últimos días bajo el supuesto que esta vez sí tendremos el tan esperado “pivote de política”.

Pero, la experiencia reciente ha demostrado que no ha sido una buena idea (por lo demás bastante costosa) apostar por una pausa o giro de la política monetaria. Recordarán ustedes que la renta variable se recuperó más de un 10% a partir de la segunda mitad de julio, el dólar tendió a debilitarse y el alza de tasas de mercado tuvo cierta pausa, apostando por “un pivote de la FED”, solo para devolver esas ganancias y más, un mes después cuando la Reserva Federal reafirmara su compromiso con hacer lo necesario para librar a la economía de una inflación demasiado alta, aunque esto sea a costa de un menor crecimiento económico. (VER MÁS AQUÍ).

Es cierto, desde julio a la fecha ha corrido bastante agua bajo el puente. Las condiciones financieras se han vuelto más restrictivas con prácticamente 100 pb más de tasas de interés, 5 pct más dólar y una política monetaria que se proyecta derechamente restrictiva en adelante. Las perspectivas de crecimiento se han seguido deteriorando, la curva de rendimiento esta más invertida (riesgos de recesión en aumento), las expectativas de inflación se han moderado y los desequilibrios del mercado laboral parecen estar comenzando a corregirse. Y podríamos sumar cierta evidencia de un mayor “stress financiero”. En otras palabras, a diferencia del mes de julio hoy podemos estar más cerca de un “punto máximo” en términos de política.

El problema es que la inflación efectiva y sobre todo la inflación subyacente está demostrando ser bastante más persistente de lo esperado y esto ha obligado a la FED a mantenerse firme sobre la necesidad de seguir ajustando para reducir la inflación. El punto de discordia hoy ya no es tanto hasta donde llegarán las tasas (existe un cierto consenso de que las tasas de fondos federales de EE.UU. llegaran al 4,5% – 4,75% a fin de año y comienzos del próximo), sino más bien por cuanto tiempo las tasas se quedarían en esos niveles antes de comenzar a bajar.

El mercado insiste en comenzar a poner precios de recortes en 2023 y la FED a través de distintas intervenciones esta semana, ha tratado de disuadirlos con que no planean reducir las tasas de interés el próximo año.

¿Cómo se resolverá esta historia? Hasta ahora ha sido una mala idea ir en contra de la FED, por lo tanto, al igual que como ocurrió entre julio y agosto, (VER MÁS AQUÍ), no nos parece apostar por un pivote de política, no al menos hasta tener mayor evidencia de que la inflación efectiva (particularmente subyacente) y el mercado laboral comiencen a mostrar cierta debilidad (los datos entrantes de estas semanas serán claves en este sentido), o bien hasta que las “grietas” observables en los mercados financieros ( Reino Unido, Credit Suisse, un dólar imparable, liquidez y la alta volatilidad de los mercados de deuda), terminen inclinando la balanza en favor de la estabilidad financiera.

Humberto Mora

Subgerente de Inversiones Finanzas y Negocios Corredora de Bolsa